viernes, 12 de mayo de 2017

CRISTOBAL CRUZ. UN REFERENTE DE LA FOTOGRAFÍA BAEZANA




La palabra “Fotografía”,  deriva del griego foto (luz) y grafos (escritura).

Es por ello, que se dice que la fotografía es el arte de escribir o pintar con la luz.

No es de extrañar, que el método más utilizado en los camafeos de la época del recococó fuera el siluetado. Esta técnica consistía en una máquina para hacer dibujos y cuyo nombre deriva del ministro de hacienda de Luis XV, Ethienne de Silouetthe.





La utilización de esta máquina era bien sencilla, consistía en colocar una figura detrás de una sábana iluminada y dibujar el contorno que se reflejaba en la misma.

Sin embargo, el fisionotrazo inventado por Guilles-Louis Chrétien a finales del siglo XVIII fue considerado como uno de los antecesores manuales de la fotografía.






Desde entonces, la fotografía en sí, es mucho más que una técnica, un procedimiento o un sencillo objetivo artístico en el contexto de las artes visuales, pues en su transcendencia, nos refleja su verdadera función como registro visual de los acontecimientos ocurridos en un tiempo determinado.

De no existir personas como Cristóbal Cruz Ruiz, muchos que hemos nacido mucho después a su época, no podríamos imaginar muchos de los aspectos cotidianos de la Baeza de antaño. De ahí, mi sencillo homenaje a una persona que nos dejó un legado maravilloso que será contemplado durante generaciones.

 
Cristóbal Cruz


Su producción fotográfica permite tomar el pulso de la ciudad de Baeza y sus aledaños desde los años de la II República hasta los primeros tiempos de la democracia, aunque el gran grueso de su testimonio está integrado por la época del franquismo.

Cristóbal Cruz Ruiz, nació en Rus (Jaén) en 1908 y murió en Baeza (Jaén) en el año 1985.

Fue durante décadas, el observador excepcional de la vida cotidiana y de los eventos civiles y religiosos que ritmaban el acontecer diario de la ciudad de Baeza.

 
Francisco Baras


Francisco Baras, Fotógrafo y Profesor de Dibujo, formó al joven Cristobal Cruz en su estudio, allá por 1920 y éste en 1935, instaló su primer estudio en los soportales del Paseo.






Esto es lo que le permitiría disponer de un observatorio excelente para dejar testimonio ya fuera de las máscaras que animaban los carnavales como de las procesiones de Semana Santa y Corpus de la República ya de los desfiles festivos de Gigantes y Cabezudos. Fotografía de interesante lectura, ya que los participantes en el festejo miran atentamente al balcón en el que está instalado el trípode de la cámara fija, pues para ellos el artilugio y el fogonazo del magnesio era algo fuera de lo común.






Hoy en día, fotografiar cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana o acontecimiento cultura no llamaría la atención a nadie, pues en cualquier momento te sientes rodeado de cámaras digitales, pero en aquella época todo era muy diferente. Sencillamente era todo un "acontecimiento" que no se querían perder.






Francisco Baras vió en el joven Cristobal Cruz un talento especial para la fotografía, y aunque su madre dudó sobre si debía continuar en su estudio, éste la hizo repacitar y hoy por hoy, es considerado uno de los grandes fotógrafos con los que ha contado la ciudad de Baeza.








Tras la guerra, reabrió su estudio en la calle Prado de la Cárcel, y simultaneó su labor en el estudio fotográfico con la de encargado de hacer los reportajes de los acontecimientos oficiales municipales y la de reportero gráfico para la agencia Efe, la revista Paisaje y los periódicos ABC, Diario Jaén y Ya (Ahora durante la República). Su hija, Catalina Cruz se convirtió al tiempo en su mano derecha en el estudio  y posteriormente casó con el también fotógrafo y pintor Antonio Tornero dejándonos el legado de los “Tornero Cruz” que han seguido el legado familiar ligado a la fotografía y al arte.



Interior de la Casa de Cristóbal Cruz




Ubicación de la Casa de Cristobal Cruz en calle Prado de la Cárcel


De este modo, dentro y fuera de su taller fue dejando testimonio de los sucesos que jalonaban tanto la vida familiar (nacimientos, comuniones, bodas, aniversarios, vísperas de irse a la “mili”, posados de estudio, etc.) como la ciudadana (cabalgatas, ferias, bailes, procesiones, romerías, visitas de jerarquías civiles, militares y eclesiásticas, misiones, discursos de autoridades, inauguraciones, grupos de escolares o de comunidades religiosas, colonias de la Sección Femenina, bandas de música, comedores sociales, corridas de toros…).





Su objetivo supo captar la otra cara de la sociedad, la de la verdad de la miseria que refleja el rostro de Pirri






la de los gitanos de las ferias de ganado








la de la soledad del hombre del campo junto a la noria





o a lomos de su borrico entre los serones







Supo reflejar las duras tareas de una sociedad agrícola recolectando la aceituna en los rigores del crudo invierno o trillando y aventando bajo la canícula estival, la desolación de las tierras de labor anegadas por la riada, la realidad de los corrales de vecinos instalados en antiguas casas solariegas, la romántica luz del atardecer en la Cruz de la Asomada, la pompa eclesiástica o el encuadre soberbio de los Reyes Magos en la pedanía de Las Escuelas, que parece un fotograma sacado de Bienvenido Mister Marshall.






Asimismo, su cámara ha sido testigo de la transformación de los monumentos y casas blasonadas que pueblan por doquier el caserío -actualmente Patrimonio de la Humanidad-, todo lo cual se convirtió en un testimonio gráfico de incalculable valor para evaluar la evolución y el rescate del patrimonio artístico de la ciudad.


 
Interior Teatro Liceo de Baeza



Muchas de las fotografías de esta muestra deben su atractivo no sólo a la trascendencia de los temas y contenidos tratados en ellas (la arquitectura y los paisajes, las faenas cotidianas, las artes y costumbres populares, los acontecimientos históricos y sociales, los retratos, etc.), sino también al talento creativo del artista, a la peculiar manera de mirar al mundo que adopta Cristóbal en cada ocasión, es decir, a su particular modo de interpretarlo bajo una óptica única e intransferible que contribuye a la transmisión de una visión más plural y enriquecedora de la sociedad andaluza contemporánea.






A través de estos documentos no verbales podemos percibir e interpretar el desarrollo y evolución de una comunidad, en tanto que la fotografía es una forma directa de acercamiento al conocimiento de la sociedad, la cultura y los acontecimientos todos que jalonan la vida entera de la humanidad.







Baeza vista por el fotógrafo Cristóbal revela otra sensibilidad, y nos invita a reflexionar, rescatar la memoria y restaurar las señas de identidad de una sociedad cada vez más homogeneizada por los movimientos globalizadores imperantes en el mundo contemporáneo.




En definitiva, esta colección fotográfica constituye una parte esencial del patrimonio cultural tanto jiennense como andaluz y como tal ha de ser valorada, ya que las imágenes, además de ser una expresión de la creación artística, testimonian nuestro pasado, tienen valor documental y son también registro de la historia.



Coincidiendo con el 25 aniversario de su muerte, el 17 de agosto de 2010, se organizó una exposición en la Sala de Arte Gaspar Becerra de Baeza, bajo el nombre “Una mirada andaluza. Foto Cristóbal) organizada por el Excmo. Ayuntamiento de Baeza, la Fundación Caja Rural de Jaén y la Universidad Internacional de Andalucía sede Antonio Machado (Baeza), en colaboración con la Fundación Pública Centro de Estudios Andaluces.










(Texto de la comisaria de la Exposición, María Ibáñez Alfonso)
Fotografías: Cristóbal Cruz


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