martes, 28 de febrero de 2017

LAS CRUCES DEL SANTUARIO DE BAEZA.





Se tiene por cierto que en la Ciudad de Baeza yacen las reliquias de los Santos Iufto, Abundio, Víctor, Alexandro y Marinao, los cuales padecieron martirio en defensa de la fe católica o así lo atestiguó Francisco de Bilches, rector del Colegio San Ignacio de Baeza  en su libro  Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza que fué publicado en Madrid por Domingo García y Morras en 1653.


Aunque no se sabía el lugar donde se hallaban,  por aquella época no eran pocas los relatos sobre visiones de luces extraordinarias en el cielo.

Aparecían en una y otra parte de las murallas del Alcázar, desde la Puerta El Conde hasta la Puerta de Jaén. A este sitio se le llamaba “Santuario”, el cual tenía 855 pies, dividido en 10 torres.






Allí concurrían gran número de personas para ver dichas luces aunque no todos los asistentes llegaron a poder verlas, aunque se nos relata que en  el año 1629 el día de San Víctor Obispo (Mártir de Baeza) muchos de los allí presentes sí la pudieron contemplar.


Debido a que no siempre eran visibles, se puso en duda su veracidad de los hechos que se relataban,  hasta que éstas fueron vistas por varios nobles de la ciudad como lo fueron don Gonzalo Bravo de Zayas o don García Bravo y hermano. Al tratarse de nobles y no de meros campesinos los que veían aquellas luches, el Obispado de Jaén las tomó en consideración.

Esto sucedió el 13 de diciembre de 1629.

Echando mano a los azadones y piquetas cavaron en la segunda torre de la Puerta el Conde y hallaron cenizas y carbones correspondientes a restos humanos. Además se halló allí una Cruz de hierro.

Se nos relata que Blas de Llanos (natural de Úbeda) fue quien la descubrió, cuando utilizando sus manos excavó entre aquellas cenizas y la halló, mostrándosela a don Gerónimo.

Nos la describe así:

“Tiene esta Cruz una “fefma en largo y vn dedo en ancho, es tableada y de hierro, fi bien muy paflado, y convertido ya en herrumbre, teftimonio de mucha antigüedad”.

Tal fue la magnitud de aquel hallazgo,  que otro paisano suyo también procedente de la ciudad de Úbeda, don Francisco de Aranda, decidió tomar camino hacia Baeza azada en mano y antes de verse acabada la cerca del Santuario excavó cerca de donde se había descubierto aquella cruz su paisano. Mientras caminaba desde Úbeda a Baeza, fue repitiendo estas palabras: 

“O Señor, si hallase hoy el cuerpo de San Víctor Obispo de Baeza”




Descubrió allí un cuerpo humano que estaba de rodillas en presencia de algunas personas que se acercaron a aquel lugar, trayendo a su madre Francisca de Jesús, que estaba en la Iglesia de Santiago de la Compañía de Jesús y ella le mandó entregar las reliquias a los Padres, al igual que habían hecho otros anteriormente con los huesos hallados en el Santuario.



Nunca sabremos con seguridad si aquel cuerpo encontrado de rodillas se correspondía al Obispo San Víctor, pero si hacemos caso de los ruegos de don Francisco Aranda mientras caminaba hacia Baeza y su posterior hallazgo, podríamos aventurarnos a pensar que si se podrían tratar de él, pero eso ya es cuestión de fé.


Semejante fue lo sucedido a Juan de Gálvez y Antonio de Medina, vecinos de Baeza. Fueron estos a visitar el Santuario y estando éstos rezando se apercibieron de un olor semejante a la fragancia de unos claveles. Sin pensarlo, fueron a sus casas y trajeron una azadas. Tras cavar en el lugar donde habían estado rezando hallaron otro cuerpo humano “atravefada con agujas, vunas de hierro, otras de bronce, y algunas de piedra, todas agudas, y de más de tercia”.

Finalmente, pasados 40 días y tras excavar parte de un lienzo de muralla, se halló otra Cruz. 

No debemos olvidar que en la misma zona se descubrió la Virgen de los Mártires que hoy en día contemplamos en la Catedral de Baeza.


La ciudad de Baeza, por decisión de su Cabildo mandó cercar la parte del Santuario donde las luces eran más frecuentes. Puso la primera piedra de la cerca don Gerónimo de “Loaifa y Mefia”, caballero de la orden de Santiago y corregidor de esta ciudad, el 7 de marzo de 1733, asistiendo a este acto otros tantos caballeros y personas religiosas.



Tras estos hallazgos, Baeza y muchos de sus pueblos, levantaron Cruces en vez de Templos, en honra de los Santos, cuyas reliquias en el recinto amurallado habían hallado.

Según se nos relata:


“ Dio principio con vna (UNA) Cruz bien labrada, y grande acompañamiento, la Congregación de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO)Colegio de la Compañía de la Anunciata, que eftá (ESTÁ) fundada en el mifmo (MISMO) Colegio de Jesús en diez de Abril del año treinta y tres. (1633) Efte exemplo figuieron (ESTE EJEMPLO SIGUIERON) algunos gremios de la Ciudad, pueblos de la comarca, y perfonas (PERSONAS) particulares, declarando cada vno (UNO) con infcripciones (INSCRIPCIONES) bien limitadas, en varias lenguas, por quien, y a quien fe dedicauan (SE DEDICABAN). 

La vna (UNA) declara en las iniciales el nombre de quien haze (HACE) la dedicación. Y la otra el Santo a quien se dedica, haciendo ambas alufion (ALUSION) a la fanta Cruz, que fe halló debaxo (DEBAJO) de la muralla, y celebrando el martirio de Fan Sifinio Abundio. Es afsi la vna.( ES ASI UNA)


El Licenciado Diego de Hornos fue uno de los mayores afincionados al Santuario de Baeza.





Fuentes:

Santos y Santuarios del Obispado de Jaén y Baeza. 


CAPILLA DE SAN JUAN EVANGELISTA



A principios de la década de 1560 existe ya una Real Provisión que autoriza la construcción de un edificio universitario en el lugar de San León, lugar extramuros junto a la ermita y puerta de ese nombre (hoy erróneamente llamada del Barbudo), el Pósito y la Alhóndiga. 



Una década después Alonso de Carvajal dona a la universidad un solar en dicho lugar de San León, lindante con los adarves y el Pósito. 

La importantísima herencia del Arcediano de Campos RODRIGO PÉREZ DE MOLINA, sobrino del fundador RODRIGO LÓPEZ permitió el aumento de dotación de las cátedras y el impulso a las obras del nuevo edificio. 

En el año 1565 PEDRO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA sobrino del arcediano de Campos, que ya venía formando parte del claustro, será el promotor de este nuevo edificio que iniciando el curso académico oficial el 18 de octubre de 1595, tendrá lugar el suntuoso acto de inauguración.

La fachada principal de esta capilla de San Juan Evangelista ( o del Arcediano de Campos) construida sobre la muralla y la Puerta de San León (conocida desde entonces como Arco de las Escuelas) levantada sobre la antigua línea de muralla, se accede por una lonja y la impresionante torre que domina la esquina y flanquea la puerta sur. 

Allí tenían lugar los actos religiosos más importantes de la universidad. 

Hoy, tiene su sede canónica la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, Madre de Dios del Campo y San Juan de Ávila.

Las fiestas todas de la Universidad, tanto académicas como religiosas, eran pretexto fijo para organizar alborotos y pendencias. 

La fiesta de Santo Tomás , se celebraba en la Iglesia del Convento de Santo Domingo, extramuros de la ciudad, y cerca del camino de Ibros, pero hubo que trasladarla a la Capilla de San Juan Evangelista porque los estudiantes, en cuanto salían de la fiesta, se bajaban a Ibros formando cuadrillas «con armas prohibidas y causaban alborotos», «inquietudes y escándalos». Los vecinos del pueblo protestaron y se pensó que, haciendo la fiesta en el centro de la ciudad, ya no tendrían tan cercana la tentación de irse a Ibros . Pero no debieron cortar del todo la costumbre, porque unos años después son expulsados de la Universidad varios alumnos que provocaron un conflicto con los representantes de la justicia de Ibros.




CRUCIFICADO DE LAS ESCUELAS



También conocido por Crucificado de la Madre de Dios es actualmente el titular de la REAL HERMANDADAD PENITENCIAL DEL STMO. CRISTO DE LA MISERICORDIA Mª STMA. MADRE DE DIOS EN SU LIMPIA, PURA E INMACULADA CONCEPCIÓN Y SAN JUAN DE ÁVILA "LAS ESCUELAS". -CAPILLA DE SAN JUAN EVANGELISTA- BAEZA 

Talla de madera de origen desconocido, que anduvo instalada en la ermita de la Madre de Dios,(situada en el Ejido, junto al convento franciscano de San Antonio) de donde pasó a la Capilla del Cementerio, terminando su periplo en esta Capilla de la Universidad.


Representa a Cristo expirante, encontrando réplica en otro de mediano formato llegado por donación a la “Residencia de Ntra.Sra. de la Misericordia” de Torreperogil. 

Llama la atención  lo bien organizada en que se encuentra su bella cabeza, alta, levemente desviada a la diestra, con corona en unidad del bloque, y un rostro – lo mejor de la pieza – de boca parlante y mirada implorante a las alturas… Es un modelo singular: posiblemente corresponda a un maestro de segunda fila. (tal vez a Juan de Vera). Ha sufrido diversas restauraciones.

En el lado del Evangelio hay un gran nicho cerrado por medio punto que cobija una escultura (decapitada) de mármol de Carrara representando al canónigo Fernández de Córdoba, arrodillado, ante un bello atril con un libro abierto





El historiador y crítico de arte Ricardo Orueta, quien fuera Director General de Bellas Artes durante la IIª República Española (1931-1933 y 1936), fotografió algunos monumentos y espacios urbanos de Baeza como fué en este caso la escultura cuando todavía tenía su cabeza.





Juan de Vera, pintor y escultor afincado en Baeza desde finales del siglo XVI.
Según Ponz, en su viaje por España, fue un reconocido maestro.

En 1618 fue testigo en la beatificación de San Juan de la Cruz.

Una de sus obras fue el Sepulcro de Pedro Fernández de Córdoba, canónigo de Jaén, situado en la capilla de la Universidad de Baeza.

Tiene la inscripción “ Joannes de Vera sculptor el pietor me fecti 1590.

Otra fue el retablo de la iglesia del Convento de San Francisco, al cual se le atribuye los bajorrelieves y las esculturas.

Encima del arco, los bajorelieve con la Resurreción de Jesús, y a los lados los escudos del citado canónigo.





A continuación, una capilla con arco de medio punto rematada por un pequeño frontón y a los lados, como remates, dos semiesferas con cuatro llamitas.





La linda bóveda sobre la que descansa el coro, es rebajada, con casetones y lunetos y cuatro columnas a cada lado con capiteles dóricos.

Se conserva en la sacristía una notable talla de Cristo crucificado, llamado de la Misericordia, de mediados del siglo XVI.



EL TAPIZ del DOCTOR SAN JUAN DE ÁVILA






La Conferencia Episcopal Española, promotora de la declaración del doctorado, donó a la Diócesis de Jaén, a través de las gestiones de su obispo D. Ramón del Hoyo, este tapiz que estuvo colgado en la fachada de la basílica vaticana en la celebración del domingo 7 de octubre del 2012 y en el que además de la figura del nuevo Doctor, se puede contemplar en el  fondo, como marco general, la torre de la Catedral de Baeza y la fuente de Santa María, como clara alusión al proyecto pedagógico más logrado de San Juan de Ávila: La Universidad de Baeza.

( Ésta Capilla de la Universidad se erigió el día 18 de octubre de 1595; 26 años después de la muerte del Santo Doctor.)














Fuentes:






lunes, 27 de febrero de 2017

PINTORES Y ESCULTORES QUE DEJARON SU HUELLA EN BAEZA

Convento de los Descalzos 




BONIFAZ TOVAR, Luis. (Pintor-Dorador, Nació en Jaén en 1603)

En 27 de abril de 1649, siendo vecino de la ciudad de Baeza, se obligó a pintar para el convento de los descalzos de Jaén 29 lienzos que llenaran el espacio en blanco que tenía el aposento donde estaba la librería. La temática de estos lienzos sería: 13 con la historia y vida del profeta Elías, 14 con la de santa Teresa de Jesús, 1 con la de Nuestra Señora del Carmen y otro con san José y el Niño. 

El trabajo lo daría acabado dentro de 20 meses y se le pagarían 4.500 reales. En el tiempo que fue vecino de esta ciudad, al menos entre 1643 y 1650, recibió por aprendiz de su oficio a Blas Guillén , menor hijo de doña Mayor de los Cobos, viuda de don Juan Guillén. Se comprometió a enseñarle el arte de pintar durante 6 años.


Iglesia de Santa Cruz



FERNÁNDEZ DE LAS PEÑAS, GIL (Maestro ensamblador, nacido en Iznatoraf 1575/1576)

Año 1611. Retablo para la capilla que el capitán Cristóbal Lechuga y su familia tenían en la parroquia de Santa Cruz, en Baeza . 

Lo hizo según una traza que el capitán envió desde los estados de Milán, aunque solamente se le encargó la arquitectura de él, porque de la hechura y talla –escudos, virtudes, cogollos, capitales, tercios de columna, etc.– se encargó Sebastián de Solís. 

El retablo llevaba 4 columnas corintias, iguales a las que había en la iglesia de san Andrés de Jaén, las cuales descansarían sobre otras tantas cartelas. Por su trabajo cobró 990 reales (90 ducados).




Año 1614. Retablo para la capilla de doña Francisca Moreno, viuda de don Juan de Acuña, en el colegio de Nuestra Señora del Carmen, carmelitas calzados de la ciudad de Baeza8 . Se obligó a hacer el retablo conforme a la traza que había hecho el padre fray Alonso de Jesús, vicerrector del colegio, y con unas condiciones contenidas en un memorial, entre ellas, que el retablo tuviera dos cuerpos, que las columnas fueran lisas y redondas, y que llevara una cruz en el remate de lo alto. El precio fue de 80 ducados.



LANDERAS, DIEGO DE (Maestro de Cantería y Escultura, nacido en Granada)

Año 1649. Doce figuras excelentes de los apóstoles, en madera, para el retablo de la iglesia de San Andrés de Baeza, con las insignias propias de sus martirios, con sus diademas redondas y enteras por coronas. 

La escritura de obligación se pasó ante un escribano de la citada ciudad después del 4 de mayo de este año, fecha en que Juan de Landeras, desde Jaén, hizo de fiador de su hermano Diego en el cumplimiento de este encargo. En 22 de octubre de 1652, el mayordomo de esta parroquia le pagó los 3.124 reales que montó la hechura de los 12 apóstoles de madera de este retablo





LOPEZ DE ROJAS, Eufrasio (Arquitecto, nacido en Ándújar)

Año 1665. Saldrán de su ingenio la capilla del seminario y la portada de la iglesia de san Pablo









Fuentes:

Catálogo de artistas y artesanos de la ciudad de Jaén (1634-1684) de Juan de Aranda Salazar a Eufrasio López de rojas (I). Autor: Rafael Galiano Puy Licenciado en Historia

sábado, 25 de febrero de 2017

SALVADOR VELASCO: LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO




El casi desconocido pintor de Baeza Salvador Velasco, realizó en 1673 el cuadro de las Animas del Purgatorio para la iglesia de San Miguel Arcángel de Vilches (Jaén).

El modelo elegido por el pintor para realizar el esquema principal de la obra es el Juicio Final de Rafael Sadeler, que ofrece al modesto pintor de Baeza el modelo para realizar la figura de Cristo y la Virgen, así como los Santos que aparecen a los lados y sobre todo el ángel que socorre a las almas, idéntico al que aparece en el lienzo.


El Juicio Final de Sadeler


Se trata de una pintura al óleo sobre tela de lino, que describe con rigor la visión religiosa del fin del mundo. En la parte central aparece Jesucristo Juez, a su lado derecho la Virgen María, al izquierdo mártires no identificados y fundadores de órdenes religiosas, vírgenes y padres de la iglesia como Moisés, San José o San Francisco de Asís. El cuadro tuvo una intervención en 1.720 en la que el entonces obispo de Jaén, Rodrigo Marín Rubio, ordenó que algunas figuras desnudas «se oculten con pintura de modo que estén en mayor decencia».





Con respecto al ángel trompetero que se encuentra al centro, se ha realizado siguiendo la estampa de Goltizius de La Vanidad. 



Obra de Salvador Velasco




Obra de Goltizius


Donde se evidencia con claridad la intención de ocultar la desnudez que aparece en el modelo grabado, es en las almas que ascienden en la parte izquierda del cuadro, que están pudicamente revestidas.




Un documento de 1720, explica que hasta esa fecha las figuras estuvieron desnudas como aparece en el modelo estampado.




En el Libro de Cuentas de fábrica de ese año de 1720, concretamente el 22 de Mayo, hay una visita del Obispo de Jaén D. Rodrigo Marín Rubio y ordena entre sus mandamientos: Y así mismo viendo reconocido que el plano del Altar de la Capilla de Animas no está con la debida proporción como también el Ara que tiene manda su Stt. que se ponga en la conformidad que debe estar como también el que unas figuras que hay pintadas en dicho lienzo que están con deformidad a la vista y en cuerpos descubiertos, se oculten con pintura de modo que estén en mayor decencia.

Detalle del cuadro de Salvador Velasco



Este elocuente ejemplo nos hace ver que durante todo el último tercio del XVII las figuras permanecieron tal y como aparecen en el grabado y que es precisamente en el siglo XVIII, cuando más se recrudeció en los focos provinciales y andaban vigentes las directrices tridentinas y sobre todo lo que se había prescrito en Sinodos y Concilios como el Provincial de Toledo de 1566, donde en uno de sus capítulos se decía: “Que se prohibe no se pinten historias de santos ni retablos sin que sean examinadas por los vicarios y visitadores, y las que estén pintadas siendo apocrifas o mal pintadas se quiten y pongan otras, como másconvenga.

Detalle del Cuadro de Salvador Velasco

Por otro lado las sinodales españolas y la bula de Urbano VIII de 1642 habían prescrito el decoro y propiedad histórica de las imágenes sagradas. Uno de los testimonios más llamativos en este sentido son los Pareceres y censuras que aparecen en 1632 sobre las pinturas lascivas y deshonestas.



En la presentación de esta obra se demanda el cuidado y vigilancia de las imágenes sagradas para evitar las pinturas ofensivas que atentan contra los ojos castos de quien las mira.

El pago de esta obra al citado artista aparece en el Libro de cuentas de fábrica de la Parroquia de San Miguel y Santiago, Archivo de la Iglesia, donde en el folio 55 recto de 1673 aparece el item siguiente: “Mas dio en datta discargo trescientos y cuatro reales que hacen diez mil trescientos y treinta seis maravedises por pago a Juan López y Salvador Velasco pintores vecinos de la ciudad de Baeza por el trabajo de pintar dos cuadros el uno por una hechura de Cristo Crucificado para la Sacristía y el otro de las Animas para el Osario que se hizo arriba de la Iglesia. Consto de sisear de pago. Se hizo con licencia y orden del dicho Obispo y se pasan."





Entorno a este lienzo dio origen en 1779 la fundación de la Hermandad de las Benditas Animas del Purgatorio, siendo Prior Don Antonio Pérez Cano de la Vega y Hermanos solo 40, entre ellos figuraban Miguel de Navarrete, Miguel de Conejero, Josef de Hervás y otros.




En el año 2013 fue llevado a los estudios de Bellas Artes de Granada, donde Carmen Bermúdez y su equipo le hicieron una limpieza y restauración muy acertada, asegurando con ello su conservación, sufragando los gastos la Caja Rural de Jaén.






El cuadro presentaba multitud de desperfectos, pérdidas, arañazos, pliegues marcados en tela y pintura y pérdidas tanto de pintura como de soporte, ocasionados en buena parte porque durante la Guerra Civil fue arrancado de su bastidor con el propósito de ser protegido. Se mantuvo guardado y doblado durante varios años hasta su reposición de nuevo en la iglesia, de ahí que presentara destensado y deformado, además de acumular suciedad superficial, concreciones, excrementos de aves, barnices oxidados, pérdida de adhesión y falta de pintura en más de un 25 %.


Fuentes:


http://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/H/0/H0047701.pdf

http://www.ideal.es/jaen/v/20130722/cultura/juicio-final-regresa-vilches-20130722.html

LA SAGRADA FAMILIA DE VALDÉS LEAL





En el muro que continua hasta la Sacristía cuelga un valioso lienzo, en forma de arco de medio punto, que representa a la Sagrada Familia, con el Eterno Padre y los ángeles. Su autor es Valdés Leal y sería pintado hacia 1674

Juan de Valdés Leal es, junto a Murillo, uno de los máximos representantes de la pintura barroca en España



Autoretrato de Juan de Valdés Leal


En la iconografía barroca era habitual la representación de las Dos Trinidades tal y como aparece en este soberbio cuadro de Valdés Leal: en la zona baja de la composición hallamos a la Trinidad terrenal con el Niño Jesús, la Virgen y san José mientras que en la parte superior se encuentra el Padre Eterno acompañado de un amplio coro de angelitos. 





La paloma del Espíritu Santo se posa en el hombro de san José, reforzando de esta manera la importancia de este personaje en la vida de Cristo al igual que ocurre en la Sagrada Familia del Pajarito de Murillo.




Incluso con su gesto protector refuerza esta idea Valdés Leal ha puesto en la escena todos los elementos característicos del Barroco: diagonales que organizan y aportan ritmo a la composición, movimiento, figuras escorzadas, expresividad y colorido, armonizando y equilibrando los tonos. La iluminación dorada inunda la estancia donde están los personajes, dejando ver con absoluto naturalismo el banco de trabajo de san José y la cesta de labor de la Virgen.


El resultado es una obra de gran belleza que ha permanecido inédita hasta fechas recientes.

Medidas del Cuadro: 270x270



Fuentes:


Baeza Histórica y Monumental. Autor Juan Cruz Cruz




viernes, 24 de febrero de 2017

BARTOLOME FERNANDEZ LECHUGA. "EL PROFESOR" DE LA ARQUITECTURA

Claustro del Monasterio de San Martín Pinario 




El Monasterio de San Martín Pinario es un monasterio benedictino fundado en el siglo X situado en la ciudad gallega de Santiago de Compostela, en la provincia de La Coruña, en España.



Actualmente es el Seminario Mayor de la archidiócesis compostelana, sede de la Escuela Universitaria de Trabajo Social, centro adscrito a la Universidad de Santiago de Compostela, así como la sede del Instituto Teológico Compostelano. En el también se encuentra el Archivo Histórico Diocesano de Santiago de Compostela.


El monasterio cuenta con dos claustros. El más grande fue construido en 1636 por Bartolomé Fernández Lechuga (el autor del crucero de la iglesia), y continuado por José de Peña de Toro y Fernando de Casas y Novoa, quien lo terminó en 1743.




Fue considerado como el artífice indiscutible del desarrollo del clasicismo santiagués que, en opinión de Bonet, propició el afianzamiento de este lenguaje, retrasando con ello el advenimiento del barroco.

Interior de la Iglesia de San Martín Pinario




De todas las obras contratadas por este arquitecto, su gran proyecto y el que mejor conocemos fue la iglesia del monasterio de San Martín Pinario, que nunca llegó a ver terminada pero en la que trabajó desde 1590 hasta 1603.

En estos últimos años, esta obra fue objeto de una profunda revisión a raíz de la elaboración de un plan director, que ha reportado novedades significativas.

Fernández Lechuga sorprendió por su manera de trabajar, por la claridad con la que redactaba los contratos, por la colección de trazas que acompañaba a los textos y por la rapidez en la ejecución de las obras, que le aseguraron la confianza de sus clientes, por eso no es de extrañar que Domingo de Andrade en su Nobleza de la Arquitectura, cite a este arquitecto junto a nombres de la relevancia de Bernini, Fontana, Pedro de la Torre y Francisco de Herrera y que Llaguno Amirola se refería a él como “el profesor”.



Para Bonet Correa, la aportación de Lechuga fue valiosa y decisiva y con su influencia, el clasicismo ganó carta de continuidad.

También la Universidad contó con sus servicios, confiándole entre 1636 y 1637 el proyecto del nuevo Colegio de San Jerónimo que le Claustro preveía trasladar de la Azabachería a un nuevo emplazamiento en la actual plaza del Obradoiro, junto al Colegio de Fonseca, cumpliendo así la vieja aspiración de unir ambos colegios.


Fachada del Colegio de San Jerónimo

Como la falta de recursos era el principal inconveniente para que este sueño se hiciera realidad, el rector don Gabriel de la Calle encargó a Bartolomé Fernández Lechuga la realización de las trazas del nuevo colegio para presentarlas ante el Consejo Real y así conseguir el respaldo y el apoyo económico imprescindible para ello, pero éste no llegó. Aún así, las trazas de Lechuga no se desecharon y años mas tarde, en 1659, cuando la Universidad pudo asumir la construcción del nuevo edificio, estableció como condición que José de la Peña utilizara el proyecto anterior.  Dichas trazas del arquitecto baezano se conservan en el Archivo Histórico Universitario de Santiago.

Fuera de Compostela, intervino en algunos proyectos, el más relevante fue el de la iglesia-panteón del Convento de las Agustinas Recoletas de Villagarcía de Arosa (Pontevedra) que el arzobispo don Fernando de Andrade confió al arquitecto para que construyera en las inmediaciones del pazo que su familia poseía en la villa.

Convento de las Agustinas Recoletas de Villagarcía de Arosa




También en Villagarcía es posible atribuirle la reforma de la iglesia parroquial de Santa Eulalia de Arealonga, que el propio prelado financió.





También trazó en principios de 1639, la planta y alzado de la colegiata de Santa María Magdalena de la villa de Cangas de Tineo en el principado de Asturias, por encargo de su fundador, D. Fernando de Valdés y Llano, que era a la sazón arzobispo de Granada y presidente del Consejo de Castilla



A finales de verano de 1637, cuando Fernández Lechuga estaba inmerso en una frenética actividad, llegó a Santiago la noticia de que Francisco de Potes, el maestro de obras de la Alhambra había muerto.

Esta noticia sin duda despertó su deseo de regresar a tierras andaluzas con intención de ocupar su puesto y así sucedió,  pues fué nombrado Maestro de Obras de la Alhambra de Grandada por real cédula de 31 de diciembre de 1637.


Durante los últimos años de su vida, toda su actividad parece haber estado ligada a la fábrica de los Palacios de la Alhambra, con una única salvedad, del proyecto que elaboró por encargo del entonces arzobispo de Granada, don Fernando Valdés y Llanos, para construir una iglesia en la Villa de Cangas de Narcea (Asturias), que sirviera de panteón para él y toda su familia.

Había hecho antes el plan y alzado de un tercer piso, torres y escalera para el palacio de Carlos V, que está en la misma Alhambra.


El 13 de diciembre de 1644, Bartolomé Fernández fallece en su casa de la Alhambra, rodeado de su familia.

Contaba con sólo 50 años de edad, pero su huella había quedado impresa en el mundo de la arquitectura, como años más tarde reconoció Domingo de Andrade en la introducción de su tratado “Excelencias, antigüedad y nobleza de la arquitectura” (1895).



Fuentes:

Noticias de los Arquitectos y Arquitectura de España desde su restauración. Autor: D. Juan Agustín Cean-Bermúdez. Año 1829


El tapiz humanista: actas del I Curso de Primavera IV Centenario del Quijote ...
editado por Ana Goy Diz,Cristina Patiño Eirín

Al Bayyasi el último emir árabe que tuvo Andújar

al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandona...