jueves, 1 de diciembre de 2016

IGLESIA DEL SALVADOR






Las iglesias de El Salvador, San Pablo, Santa María del Alcázar y San Andrés Apóstol, así como la desaparecida de San Vicente, conformaban el arrabal noroeste de la ciudad de Baeza, por lo que contaba con menor presencia de familias de la nobleza.  




Su construcción corresponde a distintas épocas: La puerta, empotrada en un lienzo de fachada de buena sillería, pertenece por su estilo al románico de transición del siglo XIII; de sillería sencilla y tosca, tiene una archivolta ligeramente apuntada y sólo la moldura más interna lleva decoración vegetal y de cabezas.







No estamos seguros de que este fuera su antiguo emplazamiento; se baraja la posibilidad de que estuviera ubicado en otro lugar y perteneciera a un templo romano ya desaparecido.


A la izquierda de la puerta existe una inscripción en caracteres góticos que dice: “Juan de Cárdenas me fizo” aunque se cree que esta inscripción es posterior a la fecha de construcción de la puerta.




Su sencilla torre de buena cantería, análoga a la de San Andrés pero cubierta con chapitel, fue construida durante el pontificado del obispo D. Esteban Gabriel y Merino (1523-1535), cuyos escudos ostentan sus esquinas.

Torre de la Iglesia del Salvador

Iglesia de San Andrés





En 1513 el Papa León X que lo colma de beneficios, lo nombra Arzobispo de Bari en 9 de Mayo y el 28 de Agosto Arcediano de Baeza, y el mismo Papa lo nombró Nuncio en España.








En el interior del templo, probablemente del siglo XVI, consta de tres naves cubiertas por un artesonado, que a principios del siglo XIX, fue tapado por unas falsas bóvedas; después de la última reforma, ha sido descubierto.

Fotografía estado anterior del interior de la Iglesia

 
Fotografía actual 




José Molina Hipólito, el cual formó parte activa de su recuperación e incluso fue promotor de quitar el falso techo puesto que indagó y vio parte del artesonado mudéjar.

José Molina Hipólito


Artesonado 





Las columnas tenían un alto capitel y los arcos abiertos que hoy son cristaleras, eran capillas con una mínima ventana por lo que había muy poca luz.

El párroco que había en esos momentos era Francisco Jiménez Moya.

Las ventanas abocinadas se abrieron en el muro de la calle en 1968.

Su retablo, del siglo XVII, fue donado por Inés de Mexía, cuya familia es además Viedma por uno de los escudos que lo corona.




Escudo de los Viedma



Sobre la pila del agua bendita, justo a la entrada al templo había un resto perteneciente al Convento desaparecido de Santa María de Gracia. Se trata de un óvalo en mármol blanco barroco, que representa a la Virgen del Val de Haro, hoy cambiado de lugar.

Fotografía con ubicación inicial



Fotografía ubicación actual



La Iglesia del Salvador conserva un magnífico archivo de las Parroquias extinguidas, más el suyo propio.

Como curiosidad, añadiremos que en 1787 hay una Capilla del Santísimo Cristo de la Expiración, como consta en una estructura eclesiástica y adosada a la Iglesia por la calle Campanario, existió también, en el siglo XVII, la capilla del Santo Cristo del Osario.

Con una archivolta ligeramente apuntada donde solo el baquetón más interno lleva decoración de cabezas y palmetas; tres columnillas a cada lado coinciden con los moldurones mayores
  
También tenía una decoración de yeserías barrocas que fueron eliminadas en 1968 en su restauración.

Su interior presenta una planta basilical gótico-mudéjar de tres naves, de la primera mitad del siglo XV

Sostienen las naves siete pares de columnas con fuste de 15 a 17 tambores y capiteles de sólido y abombado equino que llevan como única decoración un mocárabe en cada esquina.



Ante el altar mayor un par de pilares de sección cuadrifolia y capiteles con decoración vegetal

Columnas y pilares soportan arcos apuntados, todos de junta vertical y sobre los cuales va la techumbre de madera mudéjar.

El artesonado mudejar de estructura de doble vertiente, formando un emparrillado de vigas y largueros y sobre ellos la tablazón; la ornamentación principal es de estrellas, grecas e inscripciones en letra gótica; en la nave central hermosos y típicos tirantes.



En el muro de la epístola se abren dos capillas de arcos apuntados

En el del Evangelio, cuatro grandes arcos apuntados, dos con "pechuga" en las jambas, que se abren al interesante patio y del que lo separan cuatro vidrieras emplomadas de leve policromía que matizan la luz.

El altar mayor se cubre con tres bóvedas mudéjares de ladrillo; tres retablos barrocos de diferente factura adornan su paramento.







Rodeando al viejo templo, por tres de sus lados, se inició a finales del siglo XVI una suntuosa fábrica costeada por el obispo del Cuzco D. Antonio de Raya Navarrete, natural de Baeza. 


Estado actual


Las obras llegaron a estar más avanzadas de lo que hoy aparentan, pero se acabó el numerario... y se salvó la vieja fáfrica.

En restauración





Resanadas las "ruinas", nos ofrecen un hermoso y romántico patio, con sus muros, arcos apuntados y de medio punto, pilastras y columnas con capiteles y entablamentos renacentistas, de donde parten los haces nervados cde sus proyectadas bóvedas, lindas ventanas reanciente; otras románicas de incierta procedencia, etc.,etc.




Una magnífica talla de La Humildad, de finales del siglo XVI




Una escultura de La Inmaculada de la escuela granadina de finales del siglo XVII.



A ella llegó como párroco en septiembre de 1968 don Francisco Jiménez Moya, procedente de la localidad de Villardompardo.

Este sacerdote era natural de Jaén, estudió en el Seminario Diocesano, siendo ordenado en la misma Capilla Mayor de la casa.

Al llegar a Baeza, la iglesia del Salvador estaba amenazada de ruina inminente. Don Francisco junto Roma con Santiago se plantó a reconstruir, reparar, adecentar el inmenso arte que alberga el edificio eclesial. Lo consiguió y lo terminó en el año 1974. 

El dinero salió de la Dirección General de Bellas Artes. El arquitecto era un granadino de buena ley que hizo buena amistad con aquel cura trabajador por su parroquia, donde levantó, también, una casa parroquial para él y su madre.

Sobre la puerta adintelada que da acceso a la sacristía esta el relieve renacentista en mármol ovalado, con Nuestra Señora del Val de Haro, madonna de la Asunción entre rayos y cabezas de querubines italianizantes. 







Procede de la desaparecida iglesia de Santa María de Gracia.

En la sacristía se encuentran, una custodia de templete, de la segunda mitad del siglo XVI, obra renacentista de plata sobredorada con esmaltes y mar calla por Diego López, que lleva la leyenda "DIOLA ANTON ALCALDE"; otra custodia tipo sol del siglo XVIII, con marca de Córdoba; un medallón barroco de finales del siglo XVII representando a Nuestra Señora de Val de Haro, y un copón realizado por León Guzmán y hecho en Granada en el siglo XIX.



También conserva legajos concernientes a la iglesia del Espíritu Santo y los cuadernos de matriculas desde finales del siglo XVII, que reflejan un registro excepcional del callejero baezano.



Fuentes:



Antologia Histórico-Artística de la ciudad de Baeza. Autor P.Ayala Cañada

Baeza del 1950 al 1970. Autores Josefa Inés Montoro de Viedma y Fernando Viedma Puche



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