jueves, 29 de septiembre de 2016

EL VALLE DEL JANDULILLA. UNA TIERRA FRONTERIZA CON EL REINO DE GRANADA.





La zona fronteriza con Granada, supuso frecuentes conquistas de castillos y villas por uno y otro reino, por lo que a veces resulta difícil establecer en un momento determinado si cierto castillo pertenecía a Granada o Castilla.



Además, esta comarca de la vertiente orientas de Sierra Mágina no fue nunca centro de ningún gran señorío, al contrario de lo que ocurrió en la zona occidental de la frontera con Granada, ni tampoco las órdenes militares tuvieron grandes encomiendas aquí.

Fue ésta una zona de pequeños señoríos laicos y de encomiendas de una importancia menor de las órdenes de Santiago y Calatrava, por lo que tanto en las crónicas de la época como en los estudios históricos de carácter general, se le dedica poca atención a esta comarca en la que no residió ningún gran señor, ni fue escenario de ninguna batalla importante, ni tuvo una importancia histórica comparable a los grandes concejos y señoríos andaluces.

No obstante, el valle del Jandulilla desempeñó un papel nada despreciable en el conjunto de las tierras fronterizas con Granada.

En primer lugar el río Jandulilla excava un pasillo transversal en el conjunto subbético que pone en contacto las campiñas de Ubeda y Baeza con el interior del reino de Granada.

La distancia entre Ubeda y Granada a través del Jandulilla no es mucho mayor que la existente entre Granada y Jaén.

La llave de este paso natural, que comunicaba directamente con Granada, era, pues, importante para preservarse de los ataques del enemigo.

Mientras el control del paso estuvo en manos musulmanas, los ataques de éstos contra tierras de Ubeda y Baeza fueron frecuentes. Una muestra de ello es el asedio que sufrió la ciudad de Baeza, y posterior saqueo y destrucción de Bedmar por Muhammad VII en 1407.

Escudo de Muhammad VII




Cuando pasó a manos cristianas, este paso supuso que en los años 30 del siglo XV dejaron de producirse estos asaltos y cabalgadas, e incluso supuso que éstos pudieran entrar al corazón del reino de Granada. En más de una ocasión, llegó el condestable Iranzo a Deifontes, a unos escasos 15 km de granada.



Las conquistas de Fernando III no rebasaron casi en ningún lugar la muralla natural que eran las cordilleras subbéticas, al abrigo de las cuales logró Muhammad I, el señor de Arjona, formar el último Estado musulmán de la Península Ibérica.




La comarca del Jandulilla que se extiende desde la vertiente meridional de Sierra Mágina hacia el norte, parece que en época musulmana se le conocía con el nombre de SUMUTAN ( arabización de la voz latina Sub Montanis).





Tras la campañas de Fernando III esta unidad quedó rota y una parte de la comarca quedó en poder musulmán y la otra pasó a manos de los cristianos.


Fernando III El Santo



Aunque hubo ganancias territoriales por uno y otro lado, éstas siempre fueron transitorias y al poco tiempo se volvía a la línea tradicional de la demarcación.

Hasta el segundo tercio del siglo XV en que la situación fronteriza cambia radicalmente. Esta quedaría formada de la siguiente manera:

Por el lado cristiano.- Torres, Albanchez y Bedmar, así como las villas de Garciez, Jimena y Jódar.

Por el lado musulmán.-  Los castillos de Solera y Belmez, así como Huelma. También en la vertiente occidental de Sierra Mágina tenían la villa de Cambil, Pegalajar y La Guardia de Jaén.

El resto de las zonas recientemente conquistadas por Fernando III, se encomendaron al Concejo de Baeza como el adelantado mayor de la frontera, don Sancho Martínez de Xódar.

Entre los términos de Baeza, se incluyeron, según señala el documento de 18 de mayo de 1231 en el que Fernando III delimita los términos de la ciudad, en su límite meridional, la villa de Torres y el Castillo de Jandulilla. Entre ellos, y también formando parte del afoz baezano quedaba la villa de Garciez.

Desaparecido Castillo de Jandulilla



Pocos años mas tarde, los términos de Baeza fueron ampliados por Fernando III. En un documento fechado el 6 de abril de 1243, el rey concede al concejo baezano los castillos de Huelma y Belmez, que aún estando en poder musulmán, y los castillos de Chincóyar y Ablir, que en aquel momento eran detentados por Sancho Martínez de Xódar, a condición de que quedasen en poder don Sancho hasta su muerte y que el concejo de Baeza respetase los pactos que aquél tenía hechos con los moros que habitaban en estos castillos.


Castillo de Huelma


Castillo de Belmez

Con estas concesiones, de llevarse a cabo la conquista de Huelma y Bélmez, la ciudad de Baeza tendría el peso directo de la custodia de la frontera, ya que la línea formada por Huelma, Bélmez y Torres, constituiría un conjunto defensivo homogéneo avanzado hacia tierras musulmanas, en el que sólo hubiera quedado fuera del control de la ciudad el Castillo de Solera, de don Sancho Martínez de Xódar.

Don Sancho Martínez de Xodar




Como ya hemos mencionado anteriormente, en 1243 Fernando III donó los castillos de Chincóyar y Ablir al Concejo de Baeza, pero Alfonso X el 6 de julio de 1260 donaría estos castllos más el de Cuadros, a la noble catedral de la noble ciudad de Jaén, en las mismas condiciones en que Fernando III los había concedido al concejo de Baeza anteriormente: que quedasen en poder de don Sancho hasta su muerte.

Castillo de Bedmar

Torreón de Cuadros


Posteriormente, don Sancho consiguió aumentar sus dominios a costa del término de la ciudad de Baeza. Concretamente, pasó a su poder la villa de Garciez, que le fue donada por Alfonso X el 18 de marzo de 1269, y que le fue entregada por los jurados de Baeza D. Gil Pérez y D. Pedro  Ruiz el martes 10 de octubre del mismo año.

Castillo de Albanchez de Mágina


Albanchez posiblemente debió de pertenecer a don Sancho Martínez de Xódar, pues tenemos constancia que Alfonso XI compró el castillo el 20 de enero de 1338 por 15.000  maravedies a Ruy Fernández de Xódar.


La crisis castellana se inició en 1275 con la muerte del heredero de la corona, el infante don Fernando de la Cerdá, cuando se dirigía a combatir a los benimerines. La vacante en la línea sucesoria provocó una guerra civil entre el rey Alfonso X y el segundo de sus hijos, Sancho IV, que se prolongó hasta la muerte de aquél en 1284.


Muhammad II


Por su parte Muhammad II, que había sucedido en el trono a su padre en 1273, aprovechó esta situación para desembarcar en la península en 1275, e inició nuevos enfrentamientos con Castilla.

Esta etapa de lucha duró hasta 1309.

Fernando IV El Emplazado


Fernando IV, una vez alcanzada la mayoría de edad, pacificó el reino y lanzó una ofensiva contra Granada con el apoyo de aragoneses y merinies, que habían abandonado la alianza con los nazaríes.

Ante la amenaza que representaba para Granada esta alianza, Muhammad III se vio obligado a pedir nuevas treguas.

Muhammd III


También el Concejo de Baeza vio alterados sus límites en esta época. En primer lugar el infante don Sancho, en plena lucha contra su padre Alfonso X, donó el 26 de agosto de 1283 la villa de Jódar, al concejo de Baeza, aunque esta donación nunca se llevó a efecto.

Por otro lado, la villa de Torres, perteneciente al alfoz baezano, fue seaprada de la jurisdicción de esta ciudad por el ya rey Sancho IV, quien en 1285 la donó a la Orden de Calatrava.

El potente señorío de don Sancho Martinez de Xódar, quedo reducido a dos pequeños señoríos, el de Jódar y el de Garciez.

La ciudad de Baeza, al ser separada de su jurisdicción la villa de Torres, perdió todo contacto directo con la frontera, y su papel en cuanto a la defensa del territorio se vio notablemente disminuido.

La mayor responsabilidad en la defensa de la frontera va a pasar ahora, gracias a las donaciones de Sancho IV y Fernando IV, a las órdenes militares, concretamente la de Santiago a través de Bedmar, y la de Calatrava a través de Torres, que son en estos momentos los castillos fronterizos más cercanos al territorio musulmán.

Orden de Calatrava


Orden de Santiago




El siglo XIV fue relativamente tranquilo en esta zona fronteriza.

El único cambio importante que se va a producir en estos años fue la conquista de Bélmez por el infante don Pedro en 1316.

Tras la conquista de Bélmez, el concejo de Baeza debió de reclamar la posesión de ese castillo amparándose en la donación que de él le hiciera Fernando III en 1243, y quizá en un primer momento el concejo de Baeza obtuvo su custodia, pues en 1320 su alcaide era Pero Diez de Toledo, alcaide también de Bejijar, villa ésta dependiente de Baeza. Pero poco tiempo después Belmez pasó a poder de los señores de Jodar.

Otra familia que va a obtener un señorío en el valle del Jandulilla en estas fechas es la de los Carvajal.

Los Carvajal eran una familia de hidalgos baezanos que a mediados del siglo XV ya habían tenido algún protagonismo en la lucha contra los moros y en las luchas internas de la ciudad, enfrentados a los Benavides.

Pero su ascenso a un primer plano político y social en la zona les a va venir de manos de un importante personaje del reinado de Enrique IV, el maestre de Calatrava don Pedro Girón, de quien Día Sánchez de Carvajal, el fundador del señorío, era criado.

don Pedro Girón




Cuando Juan II cedió a su hijo Enrique el reino de Jaén como principado, éste hizo grandes mercedes a don Pedro Girón en Jaén, concretamente le donó el diezmo y medio diezmo sobre todo el tráfico con Granada realizado a través de los puertos fronterizos, especialmente el de Quedsada; los portazgos de Ubeda, Baeza y Jaén y el almojarifazgo y la escribanía de las rentas de Jaén.

A estos bienes se unirían, lógicamente, las posesiones de la Orden de Calatrava en el reino de Jaén, lo que otorgó a don Pedro Girón un gran poder en todo este reino.

Castillo de Jódar




Jódar, importante enclave fronterizo que dominaba el acceso al pasillo del Jándulilla, y equidistante de las ciudades de Ubeda y Baeza, fue pronto objeto de interés por parte del maestre de Calatrava.

El maestre de Calatrava, una vez adquirida la villa de Jodar, nombró alcaide de ella a Día Sanchez de Carvajal, quien el 17 de marzo de 1463 prestó pleito homenaje por su castillo a don Pedro Girón.

La otra villa del valle del jandulilla que pasó a poder de Día Sanchez de Carvajal fue Bélmez.

Cuando estalló la guerra abiertamente en 1465 tras la desposición de Enrique Iv por parte de la nobleza sublevada en Avila, el príncipe don Alfonso, que había sido proclamado rey, inició una política de recompensa a sus seguidores mediante la confiscación de bienes de los seguidores de Enrique IV.

Al igual que a comienzo de este artículo hacíamos mención sobre las primeras disputas existentes entre los moros y cristianos por hacerse por esta zona geográfica de Jaén, éstas pasaron a ser internas entre partidarios cristianos de uno y otro bando.




Fuente


Este artículo es resumen de la Tesis Doctoral titulada Una tierra fronteriza en la baja Edad Media: la zona meridional del reino de Jaén, defendida el 4 de Julio de 1985, obteniendo la calificación de Apto cum laude por unanimidad.

martes, 27 de septiembre de 2016

PLAZA DEL MERCADO O DE LA LEÑA (3ª PARTE Y ULTIMA)

Las clases privilegiadas poseían varias ventanas del Mercado en propiedad, como los cabildos eclesiásticos de la Catedral y de la Colegial.

Una vez construido el Balcón del Concejo, algunos caballeros pretendieron tener acómodos particulares. Así, el regidor don Fernando de Benavides Manrique poseía un balcón sobre la lonja de entrada a la Iglesia de Sancti Spiritus.

Aquel mismo año, otro regidor don Benito de Torres Manrique solicitó construir un balcón “por no tener casas propias en la plaza del Mercado”, eligiendo para ello la calle de la puerta de Córdoba y dejando “el libre uso para el comercio de dicha calle y plaza de personas, coches y caballerías que por ella pasen y con la decencia y adorno correspondiese”.

Sin embargo, al declarar los alarifes que tal obra cegaría las ventanas de las casas colindantes, se le concedió para ello el “callejón que llaman de los Toros”, ubicado quizás en la zona baja del Mercado.

Algunos vestigios quedan aún de aquella ocupación de balcones volados sobre las calles públicas, sobre la actual cuesta de las Escuelas y el acceso al antiguo solar de la Iglesia del Sancti Spiritus, convertido hoy en cocheras.


Antigua ubiación de la Iglesia del Sancti Spiritus (Hoy son cocheras)




Antigua ubicación del Convento del Espiritu Santo






Así mismo, existió un buen ejemplar adosado al Balcón, sobre la calle de la Cárcel, conocido ahora a través de una de las fotografías del siglo pasado.




En el Mercado no sólo se hicieron corridas de toros después, sino que desde la construcción del Balcón de la Ciudad se convirtió en el centro principal de todas las solemnidades públicas festivas, como las bodas y proclamaciones reales, celebrándose en él juegos variados, máscaras y mojigangas, fuegos de artificio, etc…

Por el contrario, la parte superior del Mercado, tomó un carácter recreativo en línea con la costumbre de formas alamedas y paseos que se habían multiplicado por todas las ciudades españolas desde finales del siglo XVII, como lugar de esparcimiento de las gentes y como actividad productiva secundaria derivada de la corta de álamos.

Alrededor de la fuente del Cañuelo, se creó el llamado “Jardín de las Damas”. Se trataba de un recinto murado “con cercas de bastante tamaño y costa”, en cuyo interior quedaba encerrada la fuente, disponiendo fuera un nuevo pilar que sirviese de abrevadero de las caballerías.

Las obras se hicieron por entera iniciativa del entonces corregidor, don Mateo Crespo Suárez (1724-1727), lo que provocó ciertas discrepancias con el Concejo por considerar que era necesaria la consulta previa a los munícipes, por el aumento de gastos ordinarios en la reparación de la nueva fuente y entender que era inútil aquella obra “ni aún para la diversión, respecto de que en el invierno no se puede tomar el sol por las muchas humedades que tiene, ni en el verano el fresco por ser cañada y estar cerrado”.

Uno de los mayores problemas que tuvieron para la creación de este jardín era el pilar que ya no podía seguir funcionando como abrevadero, lo que se solucionó parcialmente con la colocación de otro fuera del cercado.

Pero dicha solución no fue definitiva, puesto que hacia 1739, el pilar exterior dejó de tener agua, tuvieron que dar nuevamente acceso a las caballerías a la fuente central, dado que la fuente de los Leones era demasiado alto para los de menor tamaño.

Ello conllevó que tener que quitar los peces de colores que allí se habían colocado.

Otro corregidor mas tarde mandó reedificar el Jardín de las Damas, con sus árboles, cercas y fuente, ante la desidia de los capitulares para su conservación.
Mas tarde sufrió otros cambios y hacia 1789, el concejo municipal envió a la Corte un memorial con la declaración de las fiestas que se hicieron en Baeza por la proclamación real de don Carlos IV, en el que se contiene una buena descripción de la fuente del Cañuelo como parte integrante de aquel programa de exaltación monárquica.

Para no ser muy extensivo en su contenido solo haré constar el inicio del mismo: “Divide esta plaza del Mercado de la Leña un jardín que llaman de las Damas, murado de sillería, cuya longitud es de 68 varas y 36 de latitud, con unos robustos álamos a su entrada por el Mercado, una fuente con un elevado saltadero en el centro, que se surte del copioso manantial del Cañuelo, que por cuatro caños grandes de bronce entra en un gran pilar de 26 varas de largo y 8 de ancho, y del que se proveen los tintes, que por la particular calidad de sus aguas fueron famosos en el Reino, y no se dan mejores ni más vivos colores en todo él, habiendo sido por ellos en los siglos pasados tan célebres las fábricas de paños y escarlatas en que floreció esta industria en este pueblo”.

Hacia 1769 se proyectó dotar de otra fuente a la zona, en el mismo centro de la plaza de la Leña, mudando a ella la fuente Nueva del Ejido o del Triunfo, que se había secado años antes, aunque  finalmente no se hizo así. Ya en pleno siglo XX fue cuando finalmente el Excmo. Ayuntamiento de Baeza decidió su traslado al Paseo desde el Ejido pero por razones simplemente estéticas, por lo que existieron muchas discrepancias para su final traslado.


Antigua ubicación de la Fuente del Triunfo en el Ejido. Año 1882




Nueva ubicación en el Paseo de la Constitución. Frente al Balcón del Concejo


El Concejo mimaba especialmente esa parte de la ciudad, y al igual que en otros lugares menos públicos era más flexible a la hora de dar órdenes para rehabilitar viviendas que en muchos casos ni surtían efectos, en esta zona del mercado, llegaban hasta a embargar los bienes del propietario si no las rehabilitaba.

Así tenemos el ejemplo de la casa de José de la Cueva, haciendo esquina entre las plazas del Mercado y de los Leones, en 1732 y 1757, llegándose a embargar la renta de la piedra de un molino de pan; o con las casas linderas de la Alhóndiga, en 1751, propias de Florencio Martínez.

Pocas intervenciones de interés se hicieron a finales del 1700 en la plaza de la Leña, salvo la construcción de una casa para la venta pública de pan, en una casa ubicada al principio de las Barreras (1792) sustituyendo al antiguo puesto de los portales, junto a la Alhondiga.  También cabe destacar la enajenación de los bajos de la torre de los Altares, al realizarse en ellos tres portales o tiendas por iniciativa privada, quedando uno de ellos a disposición del Concejo.




No fue una decisión muy acertada, puesto que afean y tergiversan la extructura original de la torre.

La posterior remodelación de las plazas del Mercado y de la Leña hasta la imagen que presentan en la actualidad, tendrá lugar a mediados del siglo XIX. 

Ello fue posible tras la desaparición progresiva de sus valores celebrativos a lo largo de la centuria: las corridas de toros, como en el resto de las ciudades españolas, las cuales se trasladaron a plazas mayores con cosos taurinos estables. En este caso, las corridas de toros se celebraron con posterioridad en la plaza de toros de “El Bohondillo”.


Ubicación de la Plaza de Toros en el lugar denominado "El Bohondillo". Año 1882


Desde 1813 en adelante, la plaza pública del mercado pasaría a tomar el nombre del monarca reinante (Plaza de Alfonso XII) o de la Constitución, como hoy en día se le conoce.





El Balcón del Concejo se convirtió en Ayuntamiento (desde entonces data el nombre de Casas Consistoriales Bajas) entre 1832 y 1867.

Según Pascual Madoz, en 1843 el antiguo Jardín de las Damas era “un paseíto adornado con álamos blancos y negros, rosales, con dos círculos de bancos de piedra sillería regularmente labrada, una fuente de mármol blanco y negro con varios juegos de la mejor agua y otra de inferior calidad”.

Años mas tarde, entre 1864 y 1868 se renovó todo el ámbito del Paseo “al gusto y adelantos de la época presente”, con el alargamiento de la zona ajardinada y la construcción de la fuente de la Estrella.













Una vez he terminado con esta nueva publicación sobre la Plaza del Mercado, creo que muchos de los lectores observarán con otros ojos esta emblemática plaza de nuestra ciudad y podrán hacerse una idea mas detallada sobre su historia hasta llegar a ser como hoy todos la conocemos.




Fuentes:


Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Baeza. Siglos XV al XVIII. Autor José Policarpo Cruz Cabrera





PLAZA DEL MERCADO O DE LA LEÑA (2ª PARTE)



La plaza de la Leña estaba presidida por la torre de los Altares o Aliatares, la más fuerte de la ciudad; este edificio, bajo el gobierno de un alcalde nombrado por la ciudad, solía servir de alojamiento de soldados y del cuerpo de guardia urbana.

En 1567 tuvo que intervenir el Concejo para evitar la enajenación de buena parte de sus terrenos, por parte del vecino de Alcázar Diego Vaca de Sotomayor, a quien se le había adjudicado como solar una parcela ubicada sobre la fuente del Cañuelo; el Concejo le puso entonces una demanda, por entender que tenía ocupada la plaza “con mal título y mala fe”, haciéndole saber “que no labre ni edifique cosa alguna ni haga otros gastos en ella” hasta tanto se ventilase aquel litigio.

A principios del siglo XVII habían cesado ya los intentos de usurpación de terrenos en plazas públicas, ante el inminente retroceso económico y demográfico.





Si se produjo la sacralización contrarreformista de la plaza de la Leña, mediante la colocación de una cruz sobre el Cañuelo en el año 1611, por parte de congregación de Nuestra Señora de la Anunciata, que solicitó se llamase en adelante “Plaza de la Cruz”. El Concejo aprobó la petición aunque se siguió conociéndose como Plaza de la Leña o del Cañuelo.


Dicha Cruz se conserva hoy en día en el Cementerio Municipal de Baeza.









La construcción de las estructuras porticadas se produjo de forma paulativa, según las necesidades del momento. Todavía a mediados del siglo XVII se proseguía la extensión de los soportales por los lados menores de todo aquel ámbito urbano. Así en 1665 se concedió licencia al tendero Manuel Soriano para hacer una arcada de portales en la plaza de la leña, desde los Tundidores hasta la esquina de la calle San Francisco, y en 1669, a los herederos del mayorazgo fundado por don Gonzalo Dávila, en la zona baja del Mercado, conocida como “rincón de la ropería” para montar los voladizos y corredores sobre pilares, como las casas colindantes.

La crisis económica, demográfica y social que sufrió Baeza durante el siglo XVII, como sucedió en el resto de las grandes ciudades del reino de Castilla, afectó duramente a los sectores artesanales, sujetos a fuertes contribuciones e impuestos. Consecuencia directa de este retroceso fue la rápida degradación de todo el ámbito del Mercado, con la ruina de varias casas, que pasaron a convertirse en simples solares.

A mediados de siglo se intentó paliar esta situación facilitando materiales para su reparación.

Sin embargo, la revitalización del Mercado no tendrá lugar sino durante el último tercio de la centuria, con el apoyo de los valores celebrados de aquel espacio.

Hasta ese momento, el Concejo municipal careció de acómodo fijo para contemplar los festejos, usando un tablado móvil de madera junto a la calle de la Cárcel. Pues bien, a partir de 1675 se planteó la necesidad de construir un Balcón Fijo a tal efecto, justo cuando los munícipes empezaron a delegar su participación en los “caballeros de plaza” y varilargueros.

En un principio no se tenía claro cual debía ser su ubicación final, si en la plaza de los Leones o en la Plaza del Mercado, así como su funcionalidad, como Balcón y Casa de Comedias, pero debido a la situación ruinosa en la que se encontraban los solares en la Plaza del Mercado, fue allí donde decidieron ubicarlo definitivamente.

Hacia 1679, no existiendo un lugar decente ni propio “de la grandeza de la Ciudad” donde asistir en pleno a fiestas de toros, se proyectó construir el llamado BALCON DEL CONCEJO, para mayor “ornato” de la plaza del Mercado y para alentar a la reconstrucción de los solares que existían desde la calle La Cárcel hasta la Calle del Espíritu Santo.

Tal proceso de construcción fue arduo y lento, dadas las dificultades económicas de una ciudad embargada y fue a partir de 1686 cuando se impulsó definitivamente su construcción con el impulso del corregidor don Melchor Francisco de Bardales. Aun así, las obras del Balcón del Concejo no se concluiría hasta los primeros años del siglo siguiente.



Existió pues, una gran preocupación por parte de los munícipes acerca del ornato y adorno de la Plaza, por ser el principal exponente de la grandeza o decadencia de la ciudad, dado que las fiestas de toros y cañas provocaban la afluencia de gentes de casi toda la comarca.

No sólo se persiguió la reedificación de todos sus solares, sino también se intentó dotarla de cierta uniformidad, es por ello que en la actualidad “El Paseo” esté rodeado de soportales.

A principios del siglo XVIII las funciones celebrativas habían desplazado a las artesanales y de intercambio en cuanto a su capacidad de conformación de la plaza. Esto se hizo más ostensible en la parte central del Mercado, alrededor del Balcón del Concejo, y desde ella hasta las zonas más bajas, donde se instalaba el coso taurino.

Sus inmuebles contaban con hasta 3 pisos provistos de grandes ventanas apaisadas o corredores, capaces de generar varios puestos para ver las corridas de toros. Sin embargo, las casas ubicadas hacia la Alhóndiga y la plaza de la Leña eran de sólo 2 pisos, con balcones salientes en lugar de ventanas y bien formados soportales.


Viviendas de Tres plantas sobre Portales Zapatería cerca del Balcón del Concejo

Vivienda de dos plantas en Portales Tundidores, cerca del Mercantíl y de la Torre de los Aliatares



(Fin de la Segunda Parte)



Fuentes:


Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Baeza. Siglos XV al XVIII. Autor José Policarpo Cruz Cabrera

PLAZA DEL MERCADO Y DE LA LEÑA (1ª Parte)





Las plazas del Mercado o del Cañuelo y de la Leña, formaban un amplio espacio abierto entre la vieja ciudad intramuros y los arrabales extendidos hacia el Norte, pertenecientes a la collación del Salvador.

Forma oblonga


La primera, de forma oblonga fue un emplazamiento destinado para juego de toros y cañas, así como para el paseo, concebida así como una auténtica plaza mayor.  





De estructura irregular, estaba rodeada de soportales con sus casas tienda: la fuente del Cañuelo (hoy fuente de la Estrella), dividía este espacio de la plaza de la Leña, encrucijada y punto de unión de las principales calles que se ordenaron: las de San Francisco, San Pablo y las Barreras.


Confluencia de las Calles San Pablo (enfrente), San Francisco (izquierda) y las Barreras (derecha) 


Se trata pues, de dos espacios diferentes, pero complementarios por la continuidad de sus estructuras, por lo que resulta aconsejable analizarlas conjuntamente.






El origen histórico de la plaza del Mercado puede remontarse a la época de la dominación musulmana, según Javier Aguirre Sábada, basándose en el análisis toponímico de la vecina torre de los Aliatares o Altares, como referente al mercado de los “alatares”, donde estaban los perfumistas o drogueros, desechando la popular aceptación de la misma como perteneciente a la supuesta tribu árabe de los Aliatares.





Visión actual de la Torre




Sin embargo la conformación actual de la plaza, deriva de las postrimerías del siglo XV y principios del XVI, respondiendo al fuerte crecimiento poblacional de  aquella época.

El Concejo de Baeza tuvo que actuar en varias ocasiones con firmeza para evitar la apropiación indebida y desordenada de los terrenos existentes en los arrabales. Hacia 1504 ya existían varias causas judiciales contra diferentes vecinos que habían construido, con licencia o sin ella, casas en los arrabales.

(Un arrabal (del árabe hispánico arrabá, y este del árabe clásico raba) es una agrupación orgánica (sin planeamiento urbanístico previo) de viviendas y comercios, normalmente asociado a clases bajas.)

Toda aquella zona se conformó como Plaza, aprovechando la vaguada natural que bajaba por la calle de San Pablo hacia el Camino Real de Jaén, junto a la Puerta del Cañuelo (ya desaparecida) y la Torre albarrana de los Aliatares o Altares.


Torre de los Aliatares


En esta plaza se concentraron a principios del siglo XVI las principales actividades artesanales de la ciudad, en especial las industrias de los tintes, cuyos productos eran muy apreciados en toda España, según Pedro de Medina.


Libro de la Verdad de Pedro de Medina


En 1531 don Carlos I dio licencia a la ciudad para que los tintoreros usasen el remanente de la fuente del Cañuelo en sus establecimientos, a cambio de un censo de 50.000 maravedís aplicados a sus eventuales reparaciones.




El concejo de Baeza, también tuvo que controlar el asentamiento de mercaderes y tenderos, hasta el punto que aún hoy día perduran los orígenes gremiales en la denominación de los soportales del actual Paseo: Portales Tundidores, Portales Zapatería (Zapateros), Portales Carbonería (Carboneros) y Portales Alhondiga (panaderos).



Portales Tundidores en la actualidad

Portales Zapatería en la actualidad


Portales Carbonería en la actualidad


Portales Alhóndiga en la actualidad



La importancia que le dio el Concejo de Baeza para que todos los comercios se mantuvieran cercanos, que en 1524 con siguió una facultad real para que el corregidor ordenase a los “especieros, zapateros y tenderos” mantuviesen sus “tiendas y mercaderías” en la plaza, mercado y calles donde antiguamente solían estar, en lugar de repartirse por los arrabales de la ciudad". Así también favorecía al Concejo el cobro de las rentas de alcabalas y otros impuestos de la época.

La mayor parte de los solares y casas de la plaza del Mercado estuvieron en manos de vecinos particulares, muchos de ellos pertenecientes a sectores privilegiados del clero y de la nobleza local, y explotados en régimen rentista.

Las funciones mercantiles y artesanales de aquella zona, darían lugar a inmuebles alargados, con una tienda y portal o voladizo hacia la plaza, taller en la parte trasera y vivienda en los pisos superiores.

También el Concejo disfrutaría de la posesión de terrenos, sobre todo aprovechando solares de realengo a lo largo de la línea de las murallas, donde se construyeron a lo largo del siglo XVI  los Pósitos Viejo y Nuevo, y la Alhóndiga Zaída.

En los soportales de antiguo, se ubicaban los “puestos de los feriantes” que les servían de preciso abrigo y cobijo, dado que las ferias anuales del Mercado tenían lugar entre el 30 de noviembre (San Andrés) y el 15 de diciembre.

Antiguamente, la plaza en su tránsito hubo un pórtico angulado y avanillado con sus puertas, otros portales de la línea de la plaza con altares y el enterramiento de la obra pía de los Niños Expósitos: nada de esto existía a mediados del siglo XVIII.


Fotografía de la plaza de la leña a principios de siglo



Fotografía actual de la plaza de la leña. Ya no existe el pórtico angulado


Como hemos dicho anteriormente, a mediados del siglo XVI la plaza del Mercado servía para la celebración de fiestas de toros y cañas, y el levantamiento del Pendón en las proclamaciones reales. Rodeada estaba de casas y desde sus ventanas “altas” se podía ver tales espectáculos.






(Fin de la primera parte)



Fuentes:


Patrimonio Arquitectónico y Urbano en Baeza. Siglos XV al XVIII. Autor José Policarpo Cruz Cabrera



Al Bayyasi el último emir árabe que tuvo Andújar

al-Bayyasi ayudó a Fernando III a tomar algunas localidades giennenses como Montejícar, Pegalajar o Mengibar. Pero antes de abandona...