sábado, 11 de junio de 2016

PADRE FRANCISCO DE TORRES DE BAEZA





El Padre Francisco de Torres, nació  en Baeza a finales de 1612 o principios de 1613.

Su padre  (también Baezano) fue Fernando Torres y de la Cueva. Su madre, natural de Úbeda, Dña Beatriz de la Fuente Arévalo y de procedencia toledana.

Enviado por sus padres a la escuela de los jesuitas de Úbeda, dado que carecían de ella en Baeza, ayudaba las misas de aquellos, cuya convivencia comenzó a despertar en él la simpatía por la Compañía, en la que ingresó, en torno a los 16 años de edad, dando sus primeros pasos dentro del mundo de los Jesuitas en Córdoba y su provincia. 

En diciembre de 1633 recibe las órdenes menores, probablemente en Córdoba y a la edad de 20 años.

Estando aún en la ciudad de Córdoba en 1633, ya empieza en él su interés por la historia de su ciudad natal.

El 19 de diciembre hace los votos del bienio en la Domus Probatinis Hispalensis.

En abril de 1639, sigue en el colegio de S. Hermenegildo de Sevilla.

El 21 de abril de 1641 es ordenado diácono de Granada.

En mayo de 1645, a los 33 años de edad, se haya en el Colegio de Úbeda ya habiendo recibido los votos como Coadjuntor espiritual.

En enero de 1649 sigue en el Colegio de Úbeda y ejerce como profesor de Gramática. 

En septiembre de 1651 ya se haya en Baeza, en el Colegio de San Ignacio, ejerciendo como profesor de Gramática y operario.

En 1658 se hallaba en el Colegio de Cazorla, a la edad de 46 años, ejerciendo como profesor de Gramática continuando con sus estudios de Filosofía.

En mayo de 1669 vuelve a su ciudad natal de Baeza, de nuevo al Colegio de San Ignacio.

A pesar de su profesión, no le falta tiempo e ilusión para continuar elaborando y escribiendo el manuscrito sobre la historia de Baeza.

Pasados casi 8 años, en la Pascua de Resurrección de 1677, daba fin a la acariciada tarea de su vida, la "Historia de Baeza" en el Colegio de San Ignacio, como manifiestan sus palabras que coronan y ponen fin a su obra:

" Con que e puesto la vltima mano al trabajo de la primera parte de la Historia de Baeza oi domingo, diez y ocho de abril de mil y setecientos y setenta y siete años, dia dichosísimo a todo el género humano, por ser la Pascua de la Resurección de N. S. Jesu Christo, en cuia honra y gloria se acabó, y de María santísima madre suia, y de los santos mártyres y confesores de Baeza, y de mi gran Patriarca San Ignacio de Loiola, en cuio Collegio lo escribí, a quien rindan contínuas alabancas todas las criaturas juntas, con todas las de los santos, por todos los siglos de la eternidad. Amén".

Finalmente muere en Baeza el 14 de septiembre de 1678.

El Padre Francisco, hombre profundamente apegado a su tierra, a sus gentes y a la historia de su ciudad, comenzó a escribir sobre la historia de Baeza cuando apenas contaba con 20 años en 1633, terminando  de escribir su obra, en la primavera de 1677, a la avanzada edad de su tiempo de 66 años.

Podemos decir que su obra describe con profundidad y detalle cada rincón de la ciudad de Baeza y sus términos, e indaga con auténtica pasíon el origen de sus tradiciones y creencias mas importantes.

Fruto de esos cuarenta años dedicados a la historia de Baeza, fue su manuscrito de 900 folios que por desgracia para los baezanos, hoy se encuentra en la Biblioteca Nacional de Londres.







Busca yacimientos arqueológicos, inscripciones y monedas en donde apoyar sus descubrimientos históricos, incluso se detiene a contemplar las ruinas de Cástulo, escribiendo con detalle su estado antes de ser destruido por la incuria del tiempo.

Se mueve por los caminos del término de  Baeza y por el Alto del Guadalquivir, en busca de castillos (a menudo ya en ruinas), puentes, ríos, cultivos y paisaje, para dar fé de todo cuanto veía en aquella época.

Pero no sólo basó su estudio en la ciudad de Baeza, sinto también lo hizo extensivo en aquellas poblaciones que en su día también permanecieron a la misma como lo fué Vilches, Linares, Baños, Bailén, El Mármol, Rus, Canena, Ibros, Lupión, Begíjar, Jabalquinto, Huelma, Jódar, Bedmar, Garciez, Jimena, Albanchez y Torres.

Su carácter impuetuoso e inquieto le hizo describir no sólo los monumentos de Baeza, sino también sus costumbres y personajes ilustres que la habitaron, tanto en su tiempo como en tiempos anteriores.

Su obra es tan importante, tanto por el volumen de su obra como por su contenido, que no sólo es un referente para la Historia de Baeza, sino también para muchas otras ciudades de Jaén, y de su obra muchos se han basado para comprender los orígenes de su ciudad.

Como gran historiador, se remonta a los tiempos mas lejanos y a través de las fuentes griegas y latinas: Ptolomeo, Strabón, Libio, Polybio, etc..

Lo más significativo y singular de este personaje ilustre de Baeza y de su obra de 900 folios escritos a doble columna, es que nos permite hacer un apasionante y detenido recorrido turístico por las calles, campos y pueblos de la Baeza del siglo XVII.

La tierra que le vio nacer, vivir y morir fue Baeza y de sus escritos se desprende su amor por esta ciudad que hoy es Patrimonio de la Humanidad.

Es un privilegio contar con esta excepcional obra y adentrarnos de su mano hasta en los mas recónditos y misteriosos rincones de la antigua y noble Baeza, estudiada por él con tanta pasión como erudición, en una permanente curiosidad por las cosas de su tierra, desde su juventud hasta su vida de anciano, sin que lo detuviera su permanente y limitadora afección corporal o las clarividencias de su ancianidad.



Fuente: 

Historia de Baeza. Estudio y Edición. José Rodriguez Molina




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